Introducción

Dentro del amplio acervo de la literatura económica, la pobreza como problema social es reducible con crecimiento económico, pero la evidencia empírica muestra las limitaciones de este enfoque en la mejora real de los niveles de vida. Por otro lado, si bien es cierto que la pobreza y la desigualdad son fenómenos distintos, es innegable la estrecha relación entre ambos (Solimano, 1998; Sánchez y Bengoa, 2001; Muriel y Nina, 2003; Sánchez, 2006; Aroche, 2013; Macías, 2014; Medina y Galván, 2014; Andrade y Cabral, 2015; El Colegio de México, 2018).

También, existen investigaciones sobre la capacidad de la economía para propiciar el crecimiento y sus efectos en la reducción de la pobreza y desigualdad (Shorrocks y Van der Hoeven, 2004; Campos y Monroy, 2016). Por esto, se hace pertinente hablar de desarrollo como el proceso relacionado con la mejora de las condiciones de vida de una sociedad (Vásquez, 2007; Bertoni et al., 2011). Por ejemplo, Reyes (2009) define el desarrollo económico como la condición social dentro de un país o territorio en que las necesidades fundamentales de su población (acceso a organizaciones, educación, vivienda, salud, nutrición, entre otras) se satisfacen con el uso racional y sostenible de sus recursos y sistemas naturales.

En consecuencia, el desarrollo se concibe como un proceso multidimensional que lleva consigo cambios sobre las estructuras institucionales de los sistemas económicos, sociales y políticos, y cuya principal finalidad es lograr el crecimiento económico y social con efectos positivos sobre la desigualdad y la pobreza (Jiménez, 2005; Vargas, 2006).

La literatura reciente sobre la temática en cuestión la aborda desde diferentes enfoques, como los que señalan Lustig y Székely (1997), quienes observan que México es un país con contrastes en los niveles de pobreza y en sus indicadores sociales, ubicados abajo de lo esperado, dadas sus características de desarrollo.

En México, para el Banco Mundial (2004), Boltvinik y Damián (2004), Tuirán (2005), Casais (2009), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (2012), Román y Valencia (2012) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2013), pobreza, desigualdad y marginalidad han sido constantes en la historia del país. A pesar de lograrse avances, se mantienen fuertes contrastes y severas disparidades entre la calidad de vida de su población.

Particularizando para el caso del estado mexicano de Nayarit, Márquez, Jarquín y Meza (2010) analizan las variables de crecimiento económico, desarrollo económico y bienestar social en el periodo 1989-2004, y resaltan una creciente divergencia entre los municipios nayaritas con mejor calidad de vida y aquellos catalogados como pobres y que presentan niveles bajos de bienestar social.

Barrón y Orozco (2014), por su parte, describen las condiciones prevalecientes de pobreza y desigualdad de los municipios del mismo estado, en donde la pobreza extrema ha incrementado de 8.3 a 11.9%, lo que ha sumado a dicha condición a 46 000 habitantes más. Así también, Vizcaíno, Pérez, Ramírez y Márquez (2017) señalan la importancia del desarrollo urbano y su relación con el crecimiento económico municipal.

Por su parte, los indicadores del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) muestran una reducción en la desigualdad en la entidad, pero un incremento de la pobreza material. Por ejemplo, para 1990, estos indicadores mostraron un índice de Gini respecto a desigualdad de 0.501, de 0.493 para el 2000 y de 0.465 para 2010 (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, 2019).

Contrariamente a la desigualdad, la situación de pobreza en la entidad se ha agravado. Para el 2010, se señalaba que 460 000 nayaritas vivían en algún tipo de pobreza, esto es, 41% de la población total del estado; para el 2012, el porcentaje se había elevado a 48% (552 000 personas), del cual 410 000 personas (36%) presentaban pobreza moderada y 140 000 (12%) estaban en pobreza extrema. Con estos resultados, Nayarit obtuvo el primer lugar en el incremento del porcentaje de la población en condiciones de pobreza (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, 2018).

Por lo tanto, este trabajo busca contribuir al conocimiento del desarrollo desde lo local como una forma de entender la relación y los efectos del crecimiento económico en la pobreza y la desigualdad, esto focalizándolo a nivel municipal en el estado mexicano de Nayarit. Entonces, se busca responder las preguntas ¿cómo el crecimiento económico se relaciona con la desigualdad y la pobreza? y ¿cuáles son las implicaciones de esta relación para los municipios del estado de Nayarit en el periodo de 1990-2010?

Para dar respuesta, el documento presenta, primero, una construcción conceptual sobre desarrollo económico, pobreza y desigualdad; después, se demuestra cómo, pese a los continuos pronunciamientos gubernamentales, los municipios de Nayarit no evolucionan por igual hacia mejores estadios de desarrollo y calidad de vida de sus habitantes.

1. Desarrollo económico, pobreza y desigualdad: una construcción conceptual para el estado de Nayarit

El combate a la pobreza y desigualdad en América Latina en las últimas décadas se ha convertido en una de las prioridades de las políticas de desarrollo de la región (Ayuso, 2007; Gasparini, Cicowiez, y Sosa, 2012; Organización de las Naciones Unidas, 2013; Hernández, Aparicio, Mora, y Salgado, 2014; Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2016; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2017).

En general, la literatura sobre pobreza es abundante, aunque está lejos de ser suficiente en particular desde el paradigma economicista; de hecho, esta visión economicista o convencional de la pobreza destaca especialmente porque está basada en la medición de la misma desde las variables de ingreso y gasto de las personas, además del producto interno bruto (PIB). En ella, autores como Ringen (1988), Ravallion (1992), Van der Hoeven y Rodgers (1995), Kanbur (2002), Bourguignon y Spadaro (2006) y Alonso (2005) aportan a la discusión desde la medición del nivel de vida en términos de ingreso o consumo.

Del otro lado de la economía convencional, el enfoque multidimensional considera el ingreso y los valores materiales como método de medición, e integra variables sociales como la educación, alimentación, salud, entre otras; es decir, la pobreza se entiende como la falta de capacidades y oportunidades en la sociedad para el alcance de mejores condiciones de vida (Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 2001; Domínguez y Martín, 2006; Cuenca y Chavarro, 2008; Macías y Reyes, 2008; Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, 2014).

Aguirre (2014) refiere que para CONEVAL la pobreza de ingresos adopta tres líneas que la definen: pobreza alimentaria, pobreza de capacidades y pobreza de patrimonio. La pobreza extrema, por su parte, es la situación de un individuo que cuenta con tres o más carencias de las seis posibles dentro del índice de privación social: nivel educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación, y que además se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo respecto a la satisfacción de sus necesidades alimentarias y no alimentarias (Sen, 2000; Dieterlen, 2003; , 2004; Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, 2016).

La desigualdad, contrariamente a la pobreza, ha carecido del consenso teórico que la perciba como impedimento para el crecimiento y el desarrollo económicos. Por ejemplo, los sociólogos sostienen que la desigualdad es de suma importancia pues viola los principios de justicia social; los economistas, por su parte, señalan lo contrario, y aluden que es generadora de incentivos dinámicos en los mercados competitivos. Más allá de estas visiones, la desigualdad podría afectar de forma negativa al crecimiento económico y eventualmente generar una concentración del ingreso entre unos pocos hogares (Székely, 1999; Anderson, 2014).

La desigualdad socioeconómica cobra importancia por dos consideraciones. La primera señala que una sociedad desigual se caracteriza por ser inestable, ya que no existen reglas de cooperación social que sean aceptadas por los miembros de la misma. La segunda expresa que el potencial productivo de una sociedad desigual no es aprovechado por los recursos humanos con los que cuenta. Asimismo, la desigualdad es generadora de un uso ineficiente de los recursos productivos de la sociedad y, por consiguiente, de un deterioro del desarrollo económico (Kakwani, Khandker, y Son, 2004; Larrañaga y Herrera, 2008; Galindo, 2011; Méndez, 2014).

Para el caso de la pobreza, los críticos de la teoría ortodoxa del desarrollo económico reconocen el rol que juega el crecimiento en la reducción de la pobreza, particularmente en los países con ingresos bajos (Dollar y Kraay, 2002; Adams y Page, 2003; Adams, 2004; Meng, Gregory, y Wang, 2005; Chamber, Wu, y Yao, 2008; Ravallion, 2012). En este sentido, Banerjee y Newman (1991), Galor y Zeira (1993), Basu (1999), Lustig, Arias y Rigolini (2002), Vallejo (2007) y Zaman y Ahmad (2013) destacan que el crecimiento económico es necesario, pero no es la única condición para la reducción de la pobreza, para la que además la distribución del ingreso es importante.

2. Los municipios del estado de Nayarit como objeto de estudio: un análisis contextual

El estado de Nayarit se encuentra ubicado en el occidente de la república mexicana. Limita al norte con los estados de Durango y Sinaloa; al este con Jalisco, Durango y Zacatecas; y al sur con Jalisco y el océano Pacífico. Su territorio tiene una superficie de 28 073 km2, lo que representa el 1.4% del territorio nacional, por lo que ocupa el vigésimo tercer lugar en tamaño entre las entidades. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), para el año 2010 la entidad contaba con una población de 1 084 979 habitantes (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2010a).

La entidad está conformada por veinte municipios, de los cuales cinco cuentan con litoral hacia el Pacífico mexicano; los municipios restantes se distribuyen a lo largo del estado con características propias y contrastes entre ellos, desde los municipios serranos -con una población dispersa y mayoritariamente originaria- hasta los considerados urbanos, como Tepic, Xalisco e Ixtlán del Río, que son caracterizados por una mayor dinámica económica comparados con el resto (Márquez, 2012). En los últimos años, las administraciones estatales han establecido la regionalización territorial para la elaboración de sus respectivos planes de desarrollo, al parecer, sin un análisis sociodemográfico y económico serio y profundo.

En las últimas décadas, el desarrollo desigual en Nayarit se puede apreciar en las disparidades regionales y en cada uno de los sectores económicos, siendo el primario (que aporta 7% al PIB estatal) el más rezagado, y cuyo principal problema es la nula generación de productos con valor agregado. Dicho sector se caracteriza por la explotación de recursos naturales con escaza implementación de tecnología, además de que cuenta con una baja capacidad de gestión gubernamental local de atracción de inversión para la industria.

El sector secundario contribuía en 2008 con el 21% al PIB estatal, considerando que Nayarit nunca se ha caracterizado por las actividades industriales y de transformación. Por su parte, el sector terciario (especialmente el turismo en la costa sur y el comercio en la zona centro) en los últimos años ha sido un eje importante en la economía nayarita, con una aportación de 72% al PIB estatal (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2008).

Junto con el PIB, la variable población es necesaria para este análisis. En la Tabla 1, se muestra el desenvolvimiento poblacional de los municipios nayaritas entre 1990 y 2010, donde el grueso de habitantes sigue concentrándose principalmente en Tepic, esto por ser capital de estado y en donde se localiza mayormente la vida económica, política y educativa. Los municipios de Bahía de Banderas, Santiago Ixcuintla, Compostela y Xalisco son los que han mostrado un crecimiento poblacional importante; en ellos, se concentra la mayor parte de la producción y los servicios públicos. En el periodo bajo análisis, el municipio que mayores tasas de crecimiento poblacional porcentual presentó fue Bahía de Banderas, con el 4.2% entre 1990-2000 y el 7.6% para 2000 y 2010.

Tabla 1 Desarrollo demográfico y tasas de crecimiento municipal en Nayarit (1990-2010)

Municipios

1990

2000

2010

Tasa 1990-2000 %

Tasa 2000-2010 %

San Pedro Lagunillas

8 223

7 753

7 510

-0.59

-0.32

Amatlán de Cañas

13 168

12 088

11 188

-0.85

-0.77

Huajicori

9 991

10 294

11 400

0.30

1.03

La Yesca

10 758

12 940

13 600

1.86

0.50

Ahuacatlán

16 077

15 371

15 229

-0.45

-0.09

Jala

15 497

16 171

17 698

0.43

0.91

Santa María del Oro

19 181

20 849

22 412

0.84

0.73

Ruíz

21 674

21 722

23 469

0.02

0.78

Ixtlán del Río

24 347

25 382

27 273

0.42

0.72

Tuxpan

34 268

31 202

30 030

-0.93

-0.38

Del Nayar

21 100

26 649

34 300

2.36

2.56

Rosamorada

35 797

34 683

34 393

-0.32

-0.08

Acaponeta

36 441

36 512

36 572

0.02

0.02

Tecuala

45 793

42 237

39 756

-0.81

-0.60

San Blas

44 280

42 762

43 120

-0.35

0.08

Xalisco

26 722

37 664

49 102

3.49

2.69

Compostela

60 926

65 943

70 399

0.79

0.66

Santiago Ixcuintla

99 106

94 979

93 074

-0.42

-0.20

Bahía de Banderas

39 831

59 808

124 205

4.15

7.58

Tepic

241 463

305 176

380 249

2.37

2.22

Estatal

824 643

920 185

1 084 979

1.10

1.66

Con respecto a la población económicamente activa (PEA) (Tabla 2), esta no ha tenido un comportamiento extraordinario si se toma como referencia la evolución a nivel nacional de la transición del sector primario al terciario. Para el caso de Nayarit, en promedio en el periodo bajo análisis, la PEA del sector primario disminuyó aproximadamente dieciséis unidades, pasando de 51% a 35%. El sector secundario se mantuvo estable, en un promedio de 16%, mientras que el terciario tuvo un cambio de 17% de manera positiva. La influencia del sector primario se ve reflejada profundamente en los municipios serranos, que poseen los porcentajes más bajos en el sector terciario (un promedio de 18%), mientras que municipios como Tepic, Bahía de Banderas e Ixtlán del Río cuentan con porcentajes arriba de las sesenta y cuatro unidades.

Con esta base conceptual, los siguientes apartados tratarán de explicar y caracterizar la situación de la pobreza y desigualdad en los municipios del estado de Nayarit. Se ofrece la primera aproximación a las variables de producto y población para explicar los patrones de comportamiento del objeto de estudio en el periodo 1990-2010.

Es necesario agregar que resulta necesario estudiar a nivel municipio el desenvolvimiento económico para que con estos resultados los hacedores de política pública y planeadores del desarrollo realicen las propuestas para alcanzar mejores estándares de vida para los habitantes de un espacio geográfico determinado.

Tabla 2 Población económicamente activa a nivel municipal en Nayaxit en el periodo 1990-2010 (participación por sector; datos en porcentajes)

Sector primario

Sector secundario

Sector terciario

1990

2000

2010

1990

2000

2010

1990

2000

2010

Acaponeta

44.4

34.6

22.9

15.8

14.9

15.2

35.2

49.3

61.0

Ahuacatlán

45.2

38.7

29.9

21.0

18.3

15.7

29.1

41.2

54.0

Amatlán de Cañas

59.0

44.7

37.7

16.2

17.5

17.2

21.3

36.2

44.9

Bahía de Banderas

31.0

16.9

4.6

16.9

19.9

20.3

44.7

61.7

74.0

Compostela

44.9

33.9

23.0

15.8

16.7

17.3

35.7

46.9

59.5

El Nayar

68.6

59.0

61.8

11.0

18.2

16.5

16.3

18.8

18.7

Huajicori

68.8

78.0

65.4

12.2

13.0

12.0

14.2

22.4

22.0

Ixtlán del Río

21.3

16.1

15.8

24.3

21.5

17.8

50.7

60.5

66.1

Jala

47.3

42.0

37.2

20.1

21.3

15.3

28.9

34.6

47.5

La Yesca

69.9

57.1

74.8

11.9

17.7

11.6

12.7

22.7

13.2

Rosamorada

74.2

60.3

45.4

5.8

10.7

13.1

16.1

27.8

37.5

Ruiz

48.6

36.7

31.3

13.6

15.9

18.0

34.8

46.2

49.9

San Blas

60.0

51.4

44.9

10.4

11.4

11.8

25.1

35.9

43.2

San Pedro Lagunillas

62.7

54.1

48.7

10.6

13.8

16.9

23.0

30.8

34.3

Santa María del Oro

63.8

48.8

41.5

11.6

17.6

19.0

21.3

31.5

38.8

Santiago Ixcuintla

59.7

53.5

43.8

13.2

9.5

13.0

24.3

35.5

43.1

Tecuala

55.6

43.9

34.5

8.7

10.7

16.0

29.8

43.3

47.2

Tepic

9.6

6.7

6.1

25.5

21.8

19.1

60.5

69.3

74.5

1990

2000

2010

1990

2000

2010

1990

2000

2010

Tuxpan

42.7

34.5

19.1

12.0

13.3

14.2

42.2

50.6

51.0

Xalisco

38.3

28.0

14.5

21.9

18.5

20.4

36.1

50.1

64.4

Total estatal (población)

28 322

53 556

80 278

41 086

93 131

72 882

56 151

168 240

257 995

3. Metodología

Se procedió a la recopilación de información y datos para la configuración de las variables centrales, principalmente a través de INEGI, CONEVAL y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). De la información del Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) y el Banco de Información Económica (BIE) de INEGI, se obtuvieron los indicadores de la producción e ingreso a nivel estatal relacionados al crecimiento económico.

Del CONEVAL, se obtuvieron los datos correspondientes a las tres líneas de pobreza por ingresos (alimentaria, de capacidades y de patrimonio, ya señaladas). Dado el uso reciente del término pobreza multidimensional, no se cuenta con datos municipales desagregados al respecto para el periodo analizado, por lo que se tuvo que proceder a su elaboración. Del CONEVAL, se obtuvieron los índices de desigualdad a través de sus estimaciones hechas con base en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) de 1992, 2000 y 2010.

En cuanto al PNUD, se obtuvo el índice de desarrollo humano (IDH) tomando como base sus datos quinquenales. Con la información de las variables, se elaboró una base de datos en los programas E-views y SPSS, y en este último se generó la matriz de correlación de Pearson, así como los estadísticos descriptivos y el análisis de regresión.

Se calculó el PIB municipal como la suma ponderada del PIB estatal por sectores económicos, y fueron los ponderados la proporción entre la PEA municipal del sector i y la PEA estatal en el mismo sector, para lo que se empleó la metodología de Gómez, Laguna, Martínez y Mosqueda (2010). Debido a la periodicidad y falta de homogeneidad en la clasificación de los sectores de actividad económica en cada uno de los Censos de Población y Vivienda y en las cuentas nacionales para los periodos requeridos, se eligió tomar la clasificación tradicional por sectores económicos (primario, secundario y terciario). Por lo tanto, el PIB municipal se estimó de la siguiente manera:

P I B M J = i = 1 s P E A M J I P E A E i   .   P I B E i

Donde:

  • PIBM es el PIB del municipio;

  • j; PEAM representa el total de la PEA del municipio;

  • j es población empleada en el sector;

  • i; PEAE representa el total de la PEA estatal en el sector i; y

  • PIBE se refiere al PIB estatal del sector i.

Siguiendo esta metodología, se calculó el PIB municipal para 1993, 2000 y 2010. Dada la inexistencia de cifras oficiales sobre el PIB estatal para 1990, se emplearon las cifras oficiales de 1993 (Unikel, 1976; Sánchez, 2000). Las series económicas (estatales) seleccionadas y utilizadas en la investigación, al no disponer de un mismo año base, no eran del todo comparables entre sí.

Por ende, para llevar a cabo con mayor exactitud un análisis del crecimiento económico en la entidad para el periodo bajo análisis, se desarrolló el procedimiento de empalme estadístico por variación, de modo que pudieran hacerse comparables ambas series a precios de 2008. Esto consistió en reescalar a precios constantes las series pasadas sobre la base de repetir las variaciones relativas (porcentuales) observadas en la serie expresada en términos de la base anterior. Para asegurar la mayor calidad de las series empalmadas, de la base de datos del BIE de INEGI se utilizaron la serie 1993-2002 a precios constantes de 1993 y la serie de 2003-2010 a precios constantes de 2008 (Pedauga, 2009).

Es decir:

R t 1 = R t - 1 B a s e   t 1 .   d R t B a s e   t 0

Donde:

-  es el valor en términos reales de la nueva base t1 ; y

-  es la primera diferencia relativa o variación porcentual de la serie en términos de la base anterior t0.

Para determinar la relación entre crecimiento económico, pobreza y desigualdad, se procedió a obtener el coeficiente de correlación de Pearson, y se determinó si la tasa promedio de crecimiento anual (TPCA) municipal del PIB per cápita estaba relacionada linealmente con las variaciones de la pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio para cada uno de los municipios.

Para establecer la causalidad, se elaboró un modelo de regresión lineal simple entre las variables seleccionadas. El coeficiente de correlación lineal mide la fuerza de la relación entre los valores cuantitativos pareados x y y en una muestra (Triolla, 2013). Para ello, se empleó la siguiente formula:

r = Z x   Z y n - 1

Donde:

  • Z x es la puntuación Z para el valor muestral x; y

  • Z y es la puntuación Z para el valor muestral y.

Los valores del coeficiente de correlación oscilan entre -1 y +1; la magnitud de la relación viene especificada por el valor numérico del coeficiente, mientras que el signo determina el tipo de relación: valores con signo positivo reflejan una relación directa (positiva), mientras que valores con signo negativo reflejan una relación inversa (negativa) entre las variables.

Para la realización del modelo de regresión lineal, se buscó orientar su especificación lo más cercana posible a los estudios de Campos y Monroy (2016). Los modelos específicos para determinar la causalidad del crecimiento económico sobre los tres tipos de pobreza de ingresos se establecieron de la siguiente manera:

L n V P A i t = β i + β 2 L n T P C A i t + μ i t

L n V P P i t = β i + β 2 L n T P C A i t + μ i t

L n V P C i t = β i + β 2 L n T P C A i t + μ i t

Donde:

  • LnΔVPA it es el logaritmo natural de la variación porcentual de la pobreza alimentaria en el municipio i para el periodo t;

  • LnΔVPA it es el logaritmo natural de la variación porcentual de la pobreza de patrimonio en el municipio i para el periodo t ;

  • LnΔVPC it es el logaritmo natural de la variación porcentual de la pobreza de capacidades en el municipio i para el periodo t;

  • LnTPCA it es el logaritmo natural de la tasa promedio de crecimiento anual del PIB per cápita del municipio i durante el periodo t;

  • µ it es el término de error o perturbación: y

  • β 1 es el intercepto del modelo.

Para determinar la causalidad entre la TPCA y la variación en la desigualdad de ingreso (índice de Gini), se aplicó el siguiente modelo de regresión lineal:

V G i t = β 1 + β 2 L n T P C A i t +   μ i t

Donde:

  • ΔVG it corresponde a la variación porcentual del logaritmo del índice de Gini en el municipio i para el periodo t;

  • TPCA it corresponde al logaritmo de la tasa promedio de crecimiento anual en el municipio i para el periodo t;

  • ( it es el término de error o perturbación; y

  • ß 1 es el intercepto del modelo.

4. Resultados

La TPCA para el periodo 1993-2010 fue de 1.8%, situada por debajo del promedio anual nacional, de 2.5%. Lo anterior se reflejó en un crecimiento económico bajo, donde 1995, 2003 y 2009 registraron tasas de crecimiento negativas porcentuales de -9.9%, -4.7% y -3.6%, respectivamente, mientras que los años con mejores porcentajes de crecimiento fueron 2006 con 8.7%, 1998 con 7.1%, 2008 con 6.6%, 2004 con 6.1% y 2010 con 4.3% (Figura 1).

Figura 1 Nayarit: PIB estatal y TPCA (1993-2010) (precios constantes a 2008
Fuente: elaboración propia con datos anuales de 1994 a 2010 del SCN de México (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, s/f)

Con relación a la evolución del PIB regional y municipal, las regiones que integran la entidad se caracterizan por tener una disparidad inter-e intrarregional en su aportación porcentual y absoluta al PIB estatal. Esto se puede observar en la evolución de la producción de bienes y servicios de cada una de ellas.

Así, se encuentran regiones que contribuyen con un porcentaje elevado al PIB estatal, al igual que en su participación a la dinámica económica y poblacional del estado, y otras que contribuyen mucho menos. En los siguientes seis párrafos, se describen los resultados de cada una de las regiones en el año de 1993.

La región centro (Tepic y Xalisco) contaba con la mayor participación en la economía estatal, con un aporte de 43%, equivalente a MXN 24 549.7 millones. En este año, Tepic fue el soporte de la economía regional, y contribuyó con un 93% de la riqueza generada, motivo por el cual se configuró como el nodo central económico y demográfico de dicha región. Por su parte, Xalisco contribuyó con el restante 7%, al depender mayormente de la actividad y dinámica de la capital del estado.

La segunda región con mayor participación al PIB estatal fue la Costa Norte (San Blas, Santiago Ixcuintla y Tecuala), que generó una riqueza de MXN 11 325.6 millones, equivalente al 20% del total generado; la participación económica porcentual interregional fue del 53% en Santiago Ixcuintla, del 25% en San Blas y del 22% en Tecuala.

La región norte (Acaponeta, Rosamorada, Ruíz y Tuxpan) fue la tercera economía regional: en 1993 produjo MXN 7 890 millones, lo que representó el 14% del total. La aportación municipal porcentual a la economía regional fue del 32% en Tuxpan, 29% en Acaponeta, 22% en Rosamorada y 17% en Ruíz.

La Costa Sur (Bahía de Banderas y Compostela, el primero tras su creación en 1989) figuró como la cuarta región en importancia económica. Generó una riqueza de MXN 7 030.5 millones, equivalente al 12% estatal. Compostela fue la base de la economía regional, al generar el 55% del PIB; Bahía de Banderas generó el 45% restante.

La quinta economía la configura la región sur (Ahuacatlán, Amatlán de Cañas, Ixtlán de Río, Jala, San Pedro Lagunillas y Santa María del Oro), que produjo un total de MXN 5 451.3 millones, lo que representa el 10% del PIB estatal. Los porcentajes de participación municipal al PIB regional fueron del 34% en Ixtlán del Río, 17% en Ahuacatlán, 15% en Santa María del Oro, 15% en Jala, 12% en Amatlán de Cañas y 8% en San Pedro Lagunillas.

La Sierra (Del Nayar, Huajicori, La Yesca), considerada el espacio con mayor rezago social, obtuvo el último lugar en desempeño económico al producir bienes y servicios por un valor de MXN 1 349.1 millones, que representaron el 2% de la riqueza generada a nivel estatal. La participación a la economía regional porcentual fue del 43% en Del Nayar, 30% en La Yesca y 27% en Huajicori. Lo anterior también hizo que figurara a nivel nacional como una de las regiones con los índices más bajos de desarrollo y dinamismo económico. .

Ahora bien, para el 2000, la región centro contribuyó a la economía estatal con el 45%, equivalente a MXN 27 717.80 millones. Xalisco incrementó su participación respecto a 1993 en 2%, al registrar un 9% de contribución. Asimismo, la Costa Norte se mantuvo como la segunda economía regional, y registró un PIB de MXN 10 806.9 millones, equivalente al 17% de la riqueza generada.

Por su parte, para el mismo año, la Costa Sur dejó de ocupar la posición cuatro y pasó a la tercera; Bahía de Banderas logró posicionarse con mayor peso económico, participó con el 52% de la economía regional y dejó a Compostela con el 48%. La región norte, por su lado, bajó a la cuarta posición, al registrar un total de MXN 7 318.4 millones, MXN 571.7 millones menos que en 1993, lo que disminuyó su participación al PIB estatal.

La región sur y la Sierra siguieron ocupando en el 2000 los últimos puestos respecto a la generación de riqueza: la primera generó MXN 5 587.4 millones, lo equivalente al 9% del PIB estatal, mientras que la segunda incrementó su economía en 456.2 millones respecto a 1993, lo que la mantuvo como la región con menor aportación al PIB estatal, con el 3%. En el 2010, la evolución regional presentó un incremento en la tercerización de la economía a expensas de una caída del sector primario. La región centro siguió aportando mayormente al PIB estatal con un 47%, equivalente a MXN 37 040.08 millones. Tepic, la capital del estado, continuó contribuyendo a la economía municipal con el 90% de la riqueza producida, y Xalisco con el restante 10%.

En el mismo año, la Costa Sur pasó a la segunda posición, al contar con un PIB de MXN 15 846 millones, lo que representó el 20% del PIB estatal. Lo anterior obedeció al cambio provocado por el sector terciario (especialmente en las actividades relacionadas a servicios y turismo). Para el mismo año, Bahía de Banderas fue el soporte económico de la región al contribuir con el 68%, lo que dejó en segundo lugar de importancia a Compostela, con un 32%.

La tercera economía regional para el mismo 2010 fue la Costa Norte, que produjo un total de MXN 10 279.13 millones en bienes y servicios. Se presentó una reducción de 4% en la participación intrarregional a la economía estatal respecto al 2000. Santiago Ixcuintla aportó a la creación de riqueza de la región con 51%, seguido por San Blas con un 27% y por Tecuala con un 22%. Esta región contribuyó a la economía estatal con un total de MXN 7 426.22 millones, que representan el 9% del PIB estatal.

En 2010 también, la región norte presentó una participación de 31% en Acaponeta, 22% en Rosamorada, 22% en Tuxpan y 19% en Ruíz. Por último, la región sur y la Sierra mantuvieron el bajo desempeño económico observado en años anteriores: la región sur obtuvo una participación estatal de 9%, al generar MXN 5 587.4 millones, y la Sierra mantuvo el último lugar en desempeño económico, registrando MXN 1 805.3 millones en la producción de bienes y servicios, con una participación del 3% en la economía estatal.

El análisis municipal del PIB mostró que los municipios que más crecieron en términos reales durante el periodo de 1993-2010 fueron Bahía de Banderas, Xalisco, Santa María del Oro y Tepic, ya que contaron con una TPCA de 7%, 4%, 3% y 2%, respectivamente, cifras superiores a la TPCA estatal de 1.8%. El resto de municipios mostró un rango que osciló entre 0.01% y 1.7% de crecimiento en la TPCA.

Dentro de los municipios con tasas negativas de variación se encuentran Tuxpan (-16.3%), Santiago Ixcuintla (-13.3%), Tecuala (-8.9%) y Rosamorada (-5.5%), que perdieron posiciones respecto a su participación en el PIB estatal. Por el contrario, los tres municipios que incrementaron sus porcentajes de participación fueron Bahía de Banderas (8.1%), Tepic (3.2%) y Xalisco (1.4%). El cambio estructural de la economía regional nayarita se centra en el auge de las actividades terciarias, y específicamente, aquellas en y para el turismo, mismas que han cobrado importancia en el desarrollo económico de los municipios costeros (Figura 2).

Figura 2 PIB municipal de Nayarit (1993-2010)
Fuente: elaboración propia con datos del SCN de México (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, s/f).

Respecto al análisis de la evolución del PIB per cápita municipal (PIB pcm), es posible apreciar una semejanza con la evolución del nivel de ingreso observada entre las distintas regiones. Como ya se dijo, en el caso nayarita, la evolución de PIB regional se ha caracterizado por ser heterogénea: existen regiones con altos niveles de renta y participaciones porcentuales al PIB estatal, y regiones y municipios con reducidos niveles de renta y altos porcentajes de marginación. .

Para 1993, Tepic contaba con el mayor PIB pcm de la entidad, con un nivel de ingreso de MXN 87 459.00, cifra muy por encima del ingreso per cápita estatal de MXN 67 479.00. Asimismo, los municipios que presentaron ingresos por arriba del promedio estatal fueron Ixtlán del Río con MXN 76 145.00, Tuxpan con MXN 75 895.00 y Bahía de Banderas con MXN 71 014.00. En cambio, los municipios pertenecientes a la zona serrana (Del Nayar, Huajicori y La Yesca) registraron los niveles de ingreso más bajos con MXN 25 599.00, MXN 35 879.00 y MXN 35 888.00, respectivamente.

Para el 2000, se mantuvo la misma tendencia: Tepic seguía teniendo el mayor PIB pcm con ingreso de MXN 82 476.00, seguido por Bahía de Banderas con MXN 78 461.00, Tuxpan con MXN 69 904.00 e Ixtlán del Río con MXN 67 842.00. Para el mismo año, la entidad registró un ingreso promedio de MXN 67 760.00, con el resto de los municipios ubicados por debajo de este valor.

En el 2010, los mismos municipios fueron los de mayor importancia en la economía estatal y los que tuvieron mayores niveles de ingresos: Tepic y Bahía de Banderas con un PIB pcm de MXN 87 870.00 y MXN 86 545.00, respectivamente, seguidos de Xalisco con MXN 73 883.00, Ixtlán del Río con MXN 73 772.00 y Compostela con MXN 72 403.00. El resto de los municipios se mantuvo por debajo del PIB pcm estatal de MXN 72 249.00, entre los que destacan nuevamente los municipios serranos con los más bajos niveles de ingreso (Figura 3).

Figura 3 PIB per cápita municipal en Nayarit (1993-2010)
Fuente: elaboración por cálculo propio con base en datos del SCN e Instituto Nacional de Estadística y Geografía (s/f, 1990, 2000a, 2000b, 2010a y 2010b).

En el tema de rezago social y marginación, se observa para el periodo 2000-2010 una disminución generalizada en cada uno de sus rubros. Lo anterior se debe posiblemente a la mayor cobertura en el gasto social gubernamental a nivel federal y estatal, y a la implementación de programas de gran alcance. Por ejemplo, la entidad registró reducciones en la cantidad de viviendas que no disponían de piso firme, ya que para el 2000 las viviendas con esta carencia ascendían al 12% del total y para el 2010 este porcentaje se había reducido a un 4%, cifra muy por debajo de la media nacional (casi 7%).

Conviene destacar los avances en el rubro de educación, con una reducción de 2.7% en la cantidad de personas de quince años o más con analfabetismo, que pasaron del 9% en el 2000 a 6% en el 2010. En cuanto a la población sin derecho o acceso a servicios de salud, se puede observar la misma tendencia, con reducciones significativas (35.7%, pasando de 53% en 2000 a 23% en 2010).

Respecto al indicador de rezago social, para el 2000 la entidad contaba con un índice absoluto de 0.18, mismo que la posicionó dentro de los estados catalogados con un grado de rezago social medio (lugar diecisiete a nivel nacional). Para el 2005, según estimaciones oficiales de CONEVAL, Nayarit contó con un grado de rezago social bajo (0.42). La misma evolución se puede observar para el 2010, en donde el índice absoluto se estimó en 0.25 y el grado de rezago social fue considerado bajo (y de nuevo le dio el lugar diecisiete entre las entidades a nivel nacional). El descenso del grado de rezago de la entidad entre el 2000 y el 2010 se debió a una disminución de los porcentajes de población con carencia de educación, salud y vivienda.

En cuanto a los indicadores socioeconómicos a nivel nacional, es posible observar un mejoramiento: el porcentaje de personas con nivel de hacinamiento, que para el 2010 fue de 34%, había tenido en 1990 y 2000 porcentajes de 59% y 44%, respectivamente; la población de quince años o más con educación básica incompleta se redujo, de 42% en 1990 a 22% en 2010; en condiciones de vivienda, la población sin energía eléctrica en el país descendió de 9% en 1990 a 4% en 2010, mientras que la población habitante de viviendas con piso de tierra bajó 17% en el mismo periodo. Todo esto se debió en gran medida a las políticas públicas del Gobierno federal en la materia.

En la Figura 4, se observa el porcentaje de personas con pobreza alimentaria por municipio en Nayarit. La población en esta condición que supera el 50% se ubica en Del Nayar, Huajicori y La Yesca. El caso más notorio es Del Nayar, que en 1990 contaba con el 72% de su población con tal condición y en el 2000 la vio incrementada hasta el 78%, aunque dicho porcentaje disminuiría a 75% en 2010. En contraparte, los municipios que obtuvieron los menores porcentajes de pobreza durante dicho periodo fueron Bahía de Banderas, Xalisco, San Pedro Lagunillas y Tepic.

Figura 4 Evolución de la pobxesa alimentaxia municipal en Naµaxit (1990-2010)
Fuente: elaboración propia con estimaciones del CONEVAL con base en las ENIGH (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 1990, 1992, 2000a, 2000b, 2010a y 2010b).

Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (2016), entre 1990 y 2010 se pueden apreciar dos patrones en la evolución de la pobreza de patrimonio en los municipios. El primer grupo, conformado por Bahía de Banderas (-19%), Compostela (-11.2%), San Pedro Lagunillas (-8.3%) y Santiago Ixcuintla (-8.1%), tiene marcadas disminuciones absolutas en los porcentajes de personas en dicha situación; el segundo conjunto, que incluye a La Yesca (9.4%), Del Nayar (3.3%), Tuxpan (3%) y Rosamorada (2.8%), contiene a población que vio incrementado este tipo de pobreza (Figura 5). Para el 2000, en la mayoría de los municipios habían aumentado las cifras de esta condición, a excepción de Bahía de Banderas, Santiago Ixcuintla y Del Nayar.

Figura 5 Evolución de la pobreza de patrimonio por municipio en Nayarit (1990-2010)
Fuente: elaboración propia con estimaciones del CONEVAL con base en las ENIGH (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 1992, 2000b y 2010b).

En cuanto a la evolución municipal de la pobreza de capacidades, en los resultados obtenidos se aprecia una disminución generalizada para el periodo bajo análisis (Figura 6). Sin embargo, aún es posible encontrar evidencias de marcadas disparidades municipales sobre este tipo de pobreza: los municipios que disminuyeron sus porcentajes fueron Bahía de Banderas (-13.3%), Compostela (-10.5%), Santiago Ixcuintla (-9.8%) y San Pedro Lagunillas (-9.2%), mientras que La Yesca, Del Nayar, Ruíz y Tuxpan vieron incrementados los porcentajes de dicha condición en 11%, 4%, 3% y 1%, respectivamente, todo esto entre 1990 y 2010.

Figura 6 Evolución de la pobreza de capacidades a nivel municipal en Nayarit (1990-2010)
Fuente: elaboración propia con estimaciones del CONEVAL con base en las ENIGH (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 1992, 2000b y 2010b).

En cuanto a la evolución municipal de la desigualdad, los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (2016) demuestran una tendencia positiva para la mayoría de los municipios nayaritas en el periodo 1990-2010.

En la Figura 7, se observa que en 1990 el índice de Gini municipal oscilaba entre 0.38 y 0.51, con los municipios de Tepic, Tuxpan, Ixtlán del Río y Compostela siendo los de mayor concentración del ingreso entre la población. Por el contrario, Rosamorada, La Yesca, Santa María del Oro y Del Nayar presentaban los menores índices de desigualdad.

Figura 7 Evolución de la desigualdad municipal en Nayarit (1990-2010)
Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del CONEVAL basadas en las ENIGH (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 1992, 2000b y 2010b).

Para el 2000, la desigualdad municipal oscilaba entre 0.41 y 0.51, con Jala, Tecuala, San Blas, Ahucatlán y Rosamorada como los municipios que presentaban mayor desigualdad del ingreso, con índices de Gini de 0.52, 0.51, 0.50, 0.49 y 0.49, respectivamente. Por su parte, Tuxpan, Ixtlán el Río, La Yesca, El Nayar y Acaponeta figuraban entre aquellos con menor desigualdad. Es conveniente anotar también que dentro de los municipios que vieron mayormente disminuidos sus índices de desigualdad se encuentran Tepic (-0.04t), Tuxpan (-0.019) e Ixtlán del Río (-0.016).

Para el año 2010, se registró una disminución generalizada en la desigualdad en comparación con los años anteriores. El índice de Gini osciló entre 0.35 y 0.44. La Yesca fue el municipio con la menor desigualdad del ingreso, caso contrario a Bahía de Banderas, considerado el municipio más desigual. La reducción de la desigualdad alcanzada en dicho año en la mayoría de los municipios no repitió la tendencia en Acaponeta e Ixtlán del Río, que aumentaron en 0.01 puntos su índice de Gini.

Un dato relevante es que la La Yesca y Del Nayar se destacan con menor desigualdad. Asimismo, es relevante que entre los municipios con una mayor desigualdad se encuentran aquellos con una mayor dinámica económica, donde destacan Tepic, Compostela y Bahía de Banderas.

Ahora bien, dentro de los índices socioeconómicos, el IDH tiene como objetivo medir las capacidades y libertades que tienen los individuos para elegir entre formas de vida alternativas. Dicho índice toma en cuenta tres dimensiones básicas para el desarrollo: 1) la posibilidad de gozar una vida larga y saludable, 2) la capacidad de adquirir conocimientos, y 3) la oportunidad de tener recursos que permitan un nivel de vida digno.

En este sentido, el IDH constituye una de las principales herramientas analíticas para la formulación de políticas públicas encaminadas al desarrollo, es decir, el índice permite hacer observables las brechas existentes entre los municipios para la toma de decisiones en la planeación de desarrollo (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2014).

El IDH a nivel municipal en Nayarit en el periodo bajo estudio se ha identificado por tener una evolución polarizada. En la Figura 8, se observan aquellos municipios considerados con un IDH aceptable, como Tepic, Bahía de Banderas, Ahuacatlán, Santiago Ixcuintla y Compostela, así como los casos contrarios, nuevamente serranos, de Del Nayar, Huajicori y La Yesca. De acuerdo a la metodología elegida, las clasificaciones posibles se basan en cuartiles denominados muy alto (de 0.696 a 0.91t), alto (de 0.645 a 0.696), medio (de 0.590 a 0.645) y bajo (de 0.362 a 0.590).

Figura 8 Índice de desarrollo humano municipal en Nayarit (2000-2010)
Fuente: elaboración propia con datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2014)

Ahora bien, en cuanto a los resultados de la correlación de Pearson entre la TPCA del PIB pcm y los distintos tipos de pobreza de ingresos, se observa una linealidad significativa entre las variables, al obtener un p < 0.05 para cada una de las correlaciones, por lo que se rechaza la hipótesis nula y se asume la existencia de una linealidad negativa (las dos variables se correlacionan en sentido inverso).

El valor más alto entre las correlaciones se presenta entre la variación pobreza de patrimonio (VPP) y la TPCA municipal (-0.523), seguido de la correlación entre la variación pobreza de capacidades (VPC) y la TPCA (-0.514), y luego por la correlación variación pobreza alimentaria (VPA)-TPCA (-0.50t). Dichos resultados son consistentes con la naturaleza y los postulados teóricos sobre la relación entre estas dos variables: se entiende que conforme se registran mayores tasas de crecimiento, las cifras en la variación de pobreza de capacidades, patrimonio y alimentaria, en promedio, tienden a disminuir.

En cuanto a la correlación de la TPCA del PIB pcm y las variaciones en la desigualdad de ingresos (índice de Gini), igualmente se observa una correlación significativa, al obtener un p < 0.05. Por consiguiente, se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alternativa, misma que señala la existencia de una asociación lineal entre las variables. Por tal motivo, se atribuye una relación directa (positiva) entre las TPCA municipales y las variaciones en la desigualdad municipal, obteniéndose una correlación de Pearson de 0.54. .

Para determinar la causalidad entre las variables en este caso, se realizó un análisis econométrico, mismo que constó de cuatro exploraciones de regresión simple. La variable independiente (regresora) utilizada en los modelos de regresión fue el logaritmo natural de la TPCA del PIB pcm para el periodo 1993-2010, esto para explicar el comportamiento de cada uno de los tipos de pobreza de ingresos respecto a dicha variable.

Así, se observa una relación estadística entre el crecimiento económico y las variaciones de pobreza, en donde las curvas de regresión cuentan con una pendiente negativa, lo que significa que existen municipios que reflejan una disminución en la pobreza conforme avanzan en su crecimiento económico, y al mismo tiempo, municipios con menores tasas de crecimiento relacionado con un incremento en la variación en las tasas de pobreza.

El primer modelo de regresión indica que las VPA son explicadas en un 25% por las TPCA del PIB pcm, en promedio, tal como lo muestra la pendiente: mientras la TPCA del PIB pcm aumente en un punto porcentual, la VPA disminuirá en 2% (Figura 9). La estimación de la ecuación es:

V P A =   - C 1 + C 2 * T C P A   P I B   p c m

la sustitución de la ecuación es:

V P A =   - 0.2 11 - 2.20 ( T C P A   P I B   p c m )

Figura 9 Relación entre crecimiento económico y variaciones de la pobreza alimentaria en Nayarit
Fuente: elaboración propia.

El segundo modelo señala que conforme se tengan mayores TPCA del PIB pcm, en promedio, cada municipio reducirá sus tasas de pobreza de patrimonio. Las VPP son explicadas en un 24% por el TPCA municipal de los ingresos per cápita. Este modelo, al igual que el anterior, cuenta con pendiente negativa (Figura 10). Los resultados arrojados en la regresión, señalan que conforme la TPCA tenga un aumento de un punto porcentual, la VPP se reducirá en 1%. La estimación de la ecuación es:

V P P =   - C 1 + C 2 * T C P A   P I B   p c m

y la sustitución de la ecuación es:

V P P =   - 0.2 11 - 2.20 ( T C P A   P I B   p c m )

Figura 10 Relación entre crecimiento económico y variaciones de la pobreza de patrimonio en Nayarit
Fuente: elaboración propia.

En lo que respecta al tercer modelo de regresión, este indica que las VPC son explicadas en un 24% por la TPCA del PIB pcm. Los resultados del modelo señalan que un incremento en la TPCA de 1% traería una disminución de -1.8% en la pobreza de capacidades (Figura 11). La estimación de la ecuación es:

V P C =   - C 1 + C 2 * T C P A   P I B   p c m

y la sustitución de la ecuación es:

V P C =   - 0.2 11 - 2.20 ( T C P A   P I B   p c m )

Figura 11 Relación entre crecimiento económico y variaciones de pobreza de capacidades en Nayarit
Fuente: elaboración propia.

Finalmente, la regresión entre las variaciones de la desigualdad y las variaciones en la TPCA municipal muestra una pendiente positiva (Figura 12). Esto significa que conforme se tengan mayores tasas de crecimiento económico, la desigualdad en promedio tenderá a aumentar. Dichos resultados son congruentes con las conclusiones sobre el incremento de la desigualdad, que avanzaría conforme se incrementan los niveles de crecimiento económico.

Los resultados de la regresión lineal y de los coeficientes arrojados por el modelo muestran que por cada incremento de un punto porcentual en la TPCA del PIB pcm, la desigualdad de la renta (índice de Gini) aumentará en 0.019%. La estimación de la ecuación es: variación de la desigualdad

Figura 12 Relación entre crecimiento económico y variaciones en la desigualdad en Nayarit
Fuente: elaboración propia.

Conclusiones

Dada la persistencia de la pobreza en el estado de Nayarit, la observación de las variaciones registradas en el crecimiento económico y su desigualdad de los municipios ha permitido cuestionar el prevaleciente modelo de desarrollo implementado por el Gobierno federal mexicano, que señala al crecimiento económico como uno de los medios principales para la generación de bienestar social, y por ende, en el que el Gobierno local tiene mucha incidencia.

De lo anterior, pobreza y desigualdad se han establecido como parámetros para evaluar el grado de desarrollo en una sociedad o una parte de ella. El haber analizado la relación entre crecimiento económico, pobreza y desigualdad en los municipios nayaritas permitió identificar de manera inicial el papel que juega el primero (efectos) en la reducción de las otras dos.

En el marco de los resultados empíricos aportados por esta investigación, se hace evidente que el efecto del crecimiento económico a nivel municipal no está incidiendo sobre la pobreza y desigualdad de forma integral porque prevalecen patrones de desarrollo diferenciado. Si bien los distintos análisis de regresión muestran que conforme se avanza en materia económica se presentan reducciones (variaciones negativas) en los tres tipos de pobreza de ingresos, este efecto no es del todo preponderante en la entidad analizada. Se demuestra que es necesaria la presencia de un crecimiento económico para que se obtengan avances parciales en materia de combate a la pobreza.

En lo referente a la relación entre crecimiento económico y la desigualdad de la renta a nivel municipal, los resultados demuestran una relación positiva entre ambas variables. Esto significa que conforme se han registrado tasas positivas de crecimiento en el PIB pcm en Nayarit, la desigualdad en promedio ha aumentado.

Resulta relevante la evolución municipal de pobreza, desigualdad y crecimiento económico, pues es posible observar una polarización, misma que ha permitido ubicar dos grupos de municipios: aquellos que han ido perdiendo importancia en la aportación al PIB estatal y regional, y los que en materia económica han tenido un avance sustancial. Dicha heterogeneidad en la evolución económica de los municipios de la entidad analizada se encuentra relacionada principalmente con la tendencia, manifiesta en las últimas décadas, del sector terciario (turismo y servicios) de prevalecer sobre los sectores primario y secundario.

En este último aspecto, los municipios que ven centradas sus actividades en el sector terciario (Bahía de Banderas, Compostela, Tepic y Xalisco) han reflejado un incremento en el ingreso per cápita municipal, lo que ha contribuido a reducciones parciales en los distintos tipos de pobreza. En contraste, municipios que figuran dentro de la dinámica del sector primario vieron mermada su evolución económica en detrimento del ingreso de sus pobladores. Es de resaltar la evolución de los municipios de la Sierra (Del Nayar, Huajicori y La Yesca), caracterizados por contar con los menores avances en materia de pobreza y figurantes a escala nacional dentro de los municipios con los menores índices y grados de desarrollo.

En virtud de las reflexiones desarrolladas, se da respuesta a las preguntas de investigación y se satisface la hipótesis planteada en este trabajo, la cual establece que el crecimiento económico no es un factor determinante para reducir la pobreza y la desigualdad en los municipios del estado mexicano de Nayarit.

En este sentido, el efecto del crecimiento económico en la reducción de la pobreza municipal no se ha manifestado determinantemente en las expectativas de las políticas sociales del desarrollo, dictadas por los tres órdenes de gobierno, ni en el logro de objetivos mensurables en el corto y mediano plazo. Por su parte, el efecto del mismo crecimiento sobre la desigualdad, contrariamente a lo que podría pensarse, ha influido para que la inequidad en el ingreso se acreciente en el periodo analizado.

Si se considera que la desigualdad y la pobreza traen consigo repercusiones negativas sobre la calidad de vida de la población y las instituciones, así como en la estabilidad política y social, los resultados alcanzados incentivan que se lleven a cabo estudios que diagnostiquen la situación al respecto que prevalece también en el resto de entidades federativas, donde se podría observar, con datos de CONEVAL, un aumento de las personas en situación de pobreza, a pesar de que algunas cifras oficiales indican un crecimiento económico gradual en los últimos años.